sábado, 8 de agosto de 2009

Adán en Muxia (A Coruña)

Mientras unos estamos en la sierra madrileña, otros descansan unos días en tierras gallegas.
A Adán no le importa lo más mínimo hacerse los Km. que hagan falta con tal de no alejarse de sus queridos Mayte y Ángel. Su espíritu viajero ya lo demostró con sólo 3 meses, cuando recorrió sin decir "ni miau" más de 2000 km. para venir a Madrid desde su primera casa en Francia. Desde entonces, cada vez que se preparan mochilas y maletas, él va corriendo a tumbarse en su transportín no vaya a ser que se olviden de incluirle en el equipaje y se quede en casa.
No sólo no le teme al coche ni a los Km., es que el tío disfruta enormemente, a ratos contemplando el paisaje, a ratos durmiendo como un lirón. Lo que no le mola nada son los baches ni las curvas pronunciadas, el pobre protesta ligeramente mientras se agarra con las uñas a los barrotes del transportin, claro que, razón no le falta, tendremos que hablar con el Sr. Ministro para que realice pronto mejoras en los trazados!!!
Como ya comentábamos en una entrada anterior, vacaciones y mascotas no deben ser incompatibles. El periodo de verano es largo y dá para mucho, a veces nos hemos visto obligados a tomar varias soluciones y, por supuesto, que han supuesto un verdadero quebradero de cabeza, pero, ... merece la pena con tal de que nuestros gatos nunca dejen de sentirse atendidos y acompañados.
Aunque pueda parecer un poco lío salir de viaje con el gato y cargar con todos sus bártulos (bandeja, rascador, comida, comederos y bebederos, felliway para facilitar la adaptación a la nueva casa, etc...) es una solución que recomendamos siempre que sea para varios días y que sea posible, claro está, porque desgraciadamente no todos los gatos aceptan bien los viajes ni los cambios, y, no todos los hoteles o apartamentos admiten animales de compañía.
Como recuerdo de esta aventura en tierras gallegas, os dejamos unas bellas fotos
¿Qué es lo que mira Adán con tanto interés?
.... Unos paisajes realmente preciosos, y... unos atardeceres de ensueño, con los últimos reflejos del sol en sus dorados ojos, en Muxia, A Coruña.